La expulsión de lo sagrado en el Mundo ha coincido con el proceso de desmembramiento de la sabiduría cultural producto de milenios de experiencia. La ignorancia y la sed de poder, en gran medida por la Religión, ocasiono la prohibición de prácticas, rituales, y congregaciones femeninas en su mayoría, que portaban el conocimiento y lo transmitían generación en generación manteniendo el contacto con la Naturaleza y la Humanidad. El dramaturgo alemán Friedrich Schiller lo llamo el desencantamiento del Mundo, en este proceso se han sepultado no solo practicas sagradas, si no también, las palabras asociadas a conceptos vitales del ser humano. El idioma nórdico antiguo que dejo de usarse incluía palaras como Hugr, que correspondía al guardián del alma, un espíritu protector que nos acompañaba desde el nacimiento hasta la muerte. La palabra Chaman/Samán de origen asiático fue incluido en la literatura etnográfica rusa sobre Manchuria y Siberia en primera instancia, para poder asignar una palabra a una persona que practicaba una relación antigua que respetaba los estatutos de la Leyes Naturales. Esta palabra en particular comenzó a tener una connotación negativa, satanizada, con el fin de alejar a las personas de prácticas que no entraban en el marco moral que regulaba los compartimientos de los ciudadanos y que significa pertenecer a una comunidad con todas las de la ley y sus implicancias por supuesto, entre ellas las más importantes, las económicas, ser un fiel servidor al pago de impuestos. Las mujeres a lo largo de la historia fueron las más afectadas, ya que toda la sabiduría ancestral era en general rol de las mujeres, así fueron perseguidas, quemadas, despreciadas, rompiendo el hilo conductor de lo femenino en el Mundo que nos acoge.
Sin embargo, la sabiduría femenina tan poco considerada hoy en día, viene en los genes, en la capacidad de formar vida, parir, defender, intuir, proteger. Atrás quedaron las ménades y sus ritos dionisiacos en el monte, para celebrar la fertilidad, el éxtasis y el amor, porque como dijo Charles Darwin, uno de los aspectos más destacados para la sobrevivencia de la especie, es la adaptación, pero había una limitación en esta característica y es que adaptarse a las circunstancias ha dejado fuera y en el olvido milenios de conocimiento ancestral tan necesario para la vida actual y su verdadero sentido.