Tener el poder de elegir se sustenta en la base de la libertad y reafirma la autonomía de una persona, pero la ventaja o desventaja de elegir se enmarca siempre en las circunstancias. El contexto o escenario, lo es todo para dar una connotación (positiva o negativa) a lo que estamos viviendo. Nadie cree hacer nada malo según su modelo de mundo y entonces cuando dos visiones contrarias, en un momento dado se juntan, siempre se produce una perdida. La pérdida puede ser inocua, como un cambio de opinión, idea, creencia o, también, puede ser dañina y trascendental como una grieta permanente en la vida del que pierde. Todo depende del contexto y de donde se mire.
Tener elección en un contexto de coerción, no es una posibilidad como tal, es una obligación tácita con el fin de bloquear un comportamiento, idea o deseo, a favor de la parte dominante. Eso no es elegir, es abusar de una posición, dejando al otro sin alternativas reales.
Pedir a alguien que elija en contra de su voluntad, es matar su intención y su voluntad. Sea correcta o equivocada, es su elección.
Si la elección de otro te lastima reiteradas veces, entonces sal de ahí, emocional, físicamente, o ambas. Es así como reafirmas tu libertad, cuando nace de ti voluntariamente.
Cuando otro debe cambiar para tu bienestar, eso será momentáneo, hacer algo contra el propio deseo, siempre será transitorio, hasta que se revele como es normal, la verdadera intención.
Ningún cambio que exijas externo a ti te traerá tranquilidad por mucho tiempo, vivirás siempre bajo la sombra de la incertidumbre y no bajo el alero de una elección propia.